lunes, 21 de septiembre de 2009

UNA LEYENDA DE VISITA EN MORÓN

Carlos "Chingolo" Casalla en la escuela de La Productora

El sábado 5 de septiembre pasado, a la hora en que los alumnos de la escuela van llegando para aprender a contar dibujando, llegó Casalla con su aura de patriarca sabio y juguetón, y nos llenó la tarde de alegría de vivir, a sus -apenas- 85 años.



El Chingolo, un imán para atraer a los dibujantes más jóvenes.

Es que la fuerza contagiosa de este titán de apenas 85, puede conquistar cualquier corazón, aún el de aquellos que ni siquiera conocen su obra. Al principio me sentí raro notando que muchos de los chicos no sabían quién era el Chingolo; y claro, a las últimas generaciones las han privado de talentos insignes como el de Casalla, pero eso es otro tema. La ilustre visita comenzó charlando con los chicos, como al pasar, acerca del dibujo de figura con modelo, enseguida saltó -como si nada- a sus días como ayudante de Lino Spilimbergo en aquel mural del techo de las Galerías Pacífico ¡Nada menos!. Y así inició su paseo de recuerdos por una vida lindísima, llena de música y dibujo en igual cantidad. Porque el Chingolo es un músico tremendo, percusionista de jazz y venerado por ambos ambientes, el de la música y el de la historieta. Luego de un paseo completo por sus inicios como ilustrador y dibujante y sus inolvidables personajes -El Cabo Savino, Álamo Jim, El Cosaco-, Casalla nos contó como es que mantiene intacto su poder de proliferación haciendo hasta el día de hoy a su Cabo Savino y otras historias para diarios de la Patagonia. Si hasta nos contó que tiene ¡500 tiras adelantadas! "por las dudas" para cuando tiene que viajar, como esta vez. Increíble. También recordó a otros compañeros de ruta como Hugo Pratt, Julio Álvarez Cao, el comisario Zappietro y nuestro querido Eugenio Zoppi. Un lujo. Por último, se hizo un tiempo para mirar con atención el trabajo de los alumnos de la escuela y aconsejarlos al respecto.


Casalla mirando el trabajo de los alumnos
productoriles Silvina, Otto, Juan Manuel, Esteban y Gustavo.


Chingolo, Carlota y el plantel de aquel sábado en la escuela elepé: Vanina, Juan, Martín, Mosquito, Otto, Leandro, Esteban, Silvina, Lucía, Gustavo, Mariana y Cristian.

Gracias a Claudio y Martín Méndez que lo trajeron y a Carlota que lo acompaña siempre. Pasamos un momento increíble que seguramente seguirá vibrando en las paredes de la escuela "Eugenio Zoppi" por mucho, mucho tiempo. Por eso... ¡al Chingolo Casalla, Salud!

Un abrazo para todos,
La Dirección.